Una joven avanza a toda marcha por una carretera luminosa de España. En un momento frena y se interna en un pedregal boscoso y, casi entre sombras se reúne con dos mujeres, con aspecto de góticas o brujas. Una de ellas, anciana, revuelve con un palo el lodal que se encuentra hirviendo y la otra, con largas uñas negras, examina unas cartas españolas en las cuales, según le dictan los designios de la clarividencia ve un oso, un árbol, mucho oro, un hombre desnudo, una esponja, un soldado y un niño, quien en apariencias tendrá las cualidades de “elegido”.
En la siguiente escena la cámara se traslada a la Puerta del Sol en pleno centro madrileño y muestra a diferentes estatuas vivientes entre las que se encuentran un Cristo plateado (Hugo Silva), un soldado verde como los de plástico (Mario Casas) y unos Bob esponja, Minnie y otro personaje descabezado que se muestran como personajes de mala calidad. De fondo se ven los clásicos carteles de compraventa de oro típicos de esa zona y con todos esos elementos, el espectador, se prepara para iniciar la acción que da inicio a la trama y que se relaciona directamente con el diálogo inicial de las extrañas mujeres del inicio.
En cuestión de segundos el Cristo irrumpe dentro de uno de los locales donde se lleva a cabo una importante operación de depósito de oro y tras disparar a mansalva logra alzarse con el botín junto al soldado viviente, y acompañado de su pequeño hijo en uniforme escolar y que, desde adentro de la joyería, ofició de partícipe para informarle a su padre del momento exacto en que entraban los guardias con el ansiado botín.
Así es como inmediatamente toman por asalto un taxi que por allí pasaba -a punta de pistola- y luego de experimentar una persecución digna de una película de Van Damme, se pierden en la inmensidad de la llanura hasta que, de noche, deciden parar en una taberna perdida en un pueblo cercano a Zugarramurdi, sitio donde antaño y en épocas de la edad media se dice que funcionó uno de los más grandes aquelarres de España.El taxista que los lleva (interpretado por Jaime Ordoñez y que, para esa altura, se transformó en un miembro más de la banda) al ingresar en la taberna advierte ciertos elementos que le resultan extraños y que le hacen recapacitar acerca de si realmente quieren escapar a Francia con el botín ya que, inevitablemente, deberán pasar por el pueblo embrujado y teme que les sucederá lo peor.
Pero pese a advertirles al resto de los compañeros estas “ilogicidades” que ve en el bar y la relación que cree que guardan con el pueblo maldito que deben atravesar aquellos deciden no caer en supercherías y lo obligan a ir en dirección al pueblo para por fin llegar a la frontera francesa y ponerse a resguardo de la policía.
Y es en ese momento cuando su suerte cambia, ya que en el camino se encuentran a una mujer que camina por la ruta en aparente búsqueda de su madre enferma psiquiátrica (y que no es otra que la mujer que los atendió en la taberna) y les pide que por favor la lleven a su casa que se encuentra enclavada en medio de un bosque, sin saber que una vez que estén dentro pasarán a formar parte de las “ofrendas” necesarias para el ritual anual de brujas en el que muchas renuevan sus poderes y otras los reafirman.
Con este nuevo film Alex De la Iglesia no demuestra mucho más de lo que viene haciendo en cada nueva obra y es reafirmar el genio y el talento que tiene como cineasta. Ya desde la presentación y los títulos de inicio la pieza exhibe la obsesión por la estética y por los elementos que rodean a la historia que se va a contar, que en esta ocasión, al tratarse de brujas, versa en una sucesión de imágenes que inician con la famosa figurilla de la mujer prehistórica y pasa por rostros como los de Mata Hari, Elizabeth Bathory, Frida Kahlo, Bette Davis, Catalina de Rusia, Margareth Thatcher, Lehni Riefenstahl y termina con el de una Angela Merkel en actitud pensante intentando salvar –se supone- el gran aquelarre en que se ha convertido la Comunidad Europea.
Fiel a sus películas la historia es un maremágnum de emociones (y sensaciones, cada vez logradas con mayor eficacia y profundidad) y también un mosaico de grandes influencias tomadas a lo largo de su gusto cinéfilo, en especial, en lo que a films del género respecta. De ese modo, a lo largo de las dos horas aproximadas que dura la historia, se pueden ver brujas consolidadas en aquelarres medievales, zombies hambrientos de libertad encerrados en catacumbas, personajes vintage y bizarros (como las dos señoras tradicionales que encarnan de modo muy divertido Santiago Segura y Carlos Areces) y la típica galería de freaks con la que el director tiene acostumbrados a sus fieles espectadores y con los que ha conquistado el privilegiado sitio que ocupa en el escaparate del cine español.
Pero más allá del despliegue visual y una producción poco común para el cine castizo, es con la elección de Terele Pávez y Carmen Maura con la cual logra el mayor elemento sobre el cual sostiene el éxito y la gracia que tiene la obra. Pávez en el papel de la bruja madre y Carmen Maura como la hija que intenta el poderío sobre el resto de las brujas, la sacan del lugar de confort al que estaba acostumbrada en papeles dramáticos y le brindan la posibilidad de que demuestre, incluso a esta altura de su trayectoria, la versatilidad artística y el histrionismo que puede brindarle a la cámara. (Tanto que quienes hayan visto Coven –tercera temporada de American Horror Story- asentirán la idea de que nada tiene que envidiarle esta bruja castiza enfundada en un tailleur negro a la bruja encarnada por Jessica Lange en Nueva Orleans).
El mítico De la Iglesia refuerza con Las Brujas de Zugarramurdi el concepto de que es el gran maestro del género terror-fantástico del cine español y que, en estos años de carrera y de éxitos superadores, no ha hecho otra cosa que perfeccionarse como realizador y como autor de muchas de las piezas que surgen a partir de una idea suya que luego otros transforman en guiones.
Una película de gran nivel surgida en tiempos de crisis y que, más allá de divertir y entretener sin parar, demuestra que aún cuando los tiempos económicos no son los más aptos, con talento y audacia todo se puede.
LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI (España, 2013) Dirección: Alex de la Iglesia, Elenco: Terele Pavez, Carmen Maura, Hugo Silva, Mario Casas, María Barranco, Jaime Ordoñez, Macarena López, Carolina Bang, Carlos Areces, Santiago Segura. Música: Joan Valent, Fotografía: Kiko de la Rica. (112´-Color)