La película, que fue rodada íntegramente en la ciudad de Buenos Aires, se entromete con dos temas de tinte escabroso para la sociedad argentina; la época del proceso de reorganización nacional y el incesto. El film, que fue “defenestrado” por la crítica europea en los distintos festivales en los cuales se presentó, parece no haber corrido con mejor suerte en nuestro país.
“Vidas Privadas” se centra en la historia de Carmen Uranga (interpretada por Cecilia Roth) una argentina exiliada en España durante los años de dictadura, que luego de idas y vueltas decide regresar a Buenos Aires, veinte años después, con motivo de la presumible muerte de su padre, un hombre de aparente familia patricia, encarnado por Héctor Alterio.
A partir de allí, se verá enfrentada al terrible pasado que creía ya olvidado, pero, el destino le tendrá preparada una última jugada que es mucho más terrible que las marcas de tortura impregnadas en su debilitada psiquis.
En cuanto a lo actoral, el brillo de Cecilia Roth no solo intenta salvar algunos baches de guión, sino que además, hace que los trabajos de los otros actores queden opacados; la intervención de Héctor Alterio es ínfima y la de Chunchuna Villafañe podría haber estado mejor elaborada, así como la inexpresiva e híbrida hermana que personifica Dolores Fonzi (de características similares a la que hizo en “Plata Quemada” de Marcelo Piñeyro).
Así, entre actuaciones poco memorables, y escenas que rozan lo grotesco y lo kitsch, se desarrolla la trama de la que pudo haber sido una interesante historia dadas las temáticas que se plantean en el guión. Además, la elección del mexicano Gael García Bernal para el papel principal, no fue de las más acertadas, ya que el joven no aporta a la historia más que una cara bonita, y hasta tuvieron que doblarlo para ocultar su acento mexicano.
En definitiva, queda claro que Fito, en esta empresa, tuvo más pretensiones que talento y eso explicaría por qué no logra salir airoso con su obra. La recreación de “Edipo Rey” en una Argentina en la cual aún resuena el horror de la dictadura, se le diluye en el intento. Quizás en lo que falló, fue en haberse excedido con la carga dramática que le quiso dar a la historia, no habiéndose dado cuenta de que aquellos años, por sí solos fueron lo suficientemente trágicos, como para anexarles además, una tragedia ideada por Sófocles, cinco siglos antes de Cristo.
Calificación: ** (Regular)