¿Desde dónde se debería partir cuando en un proyecto de film se quiere llevar a cabo un homenaje al cineasta favorito? ¿Se debe hacer por aproximación temática? ¿O mejor es intentarlo desde los elementos técnicos que marcan un estilo tales como vestuario, iluminación, musicalización y dirección de actores? A decir verdad aventurar una respuesta sería erróneo ya que en muchos casos el homenaje o la influencia pueden provenir de cualquiera de ellos.
En el caso del film de Luis Ortega el homenaje es multidireccional, ya que, si bien durante el desarrollo de la historia en el espectador subyace la idea de “esto me suena a algo ya visto” es sobre el final y con la dedicatoria a Leonardo Favio que el amplio espectro de elementos que la conforman toman sentido y explica los detalles de cada una de las escenas, incluida la de la densidad de los diálogos de los personajes.
Monobloc es una historia que en nada se parece a otras del cine nacional. Bajo el lente de Ortega, la cámara abre el plano para dejar al descubierto un decadente parque de diversiones y un monobloc ubicado cerca de él. Encerradas en un mono ambiente descascarado y vetusto viven Perla (Graciela Borges) y Nena (Carolina Fal) bajo una atmósfera irritante, lánguida, húmeda, pegajosa, inhabitable. En el departamento de al lado habita Madrina (Rita Cortese) que es la hermana de Perla y tía de Nena.
Y el producto de ese vínculo es lo que las lleva a apoyarse mutuamente en esa mustia vida que les ha tocado en suerte.Y la palabra suerte en el caso de las tres puede parecer una ironía. Perla es el personaje principal de la historia. Hasta que la despidieron de su trabajo pasaba los días disfrazada de Minnie entregando volantes a los asistentes pero la repentina aparición de una enfermedad que la somete a dializarse casi a diario la dejó totalmente excluída del sistema. Nena en cambio es joven, bella, pero tuvo la desgracia de haber nacido con una pierna más corta, por lo cual debe caminar con un zapato ortopédico, aunque tal condición en nada la priva de que venda su cuerpo a cambio de dinero, tarea que lleva a cabo en su departamento, incluso cuando su madre se encuentra allí.
De la vida de Madrina, en cambio, poco se sabe. Con datos casi nulos sobre su vida, la cámara la presenta como una mujer de carácter que ante la imposibilidad de vivir su propia vida, debe cuidar de Perla y de su traumada y dependiente hija.
El film cuenta una historia agobiante, claustrofóbica y desesperante por momentos. La astenia física y psicológica que sufren la madre y la hija (una por la enfermedad que padece y la otra por el terror a que la madre muera y quede totalmente sola en el mundo) sumada al autoritarismo impuesto por Madrina son el resorte para que la tensión entre las tres funcione hasta los últimos minutos del film.
Los únicos personajes del film son mujeres y los hombres sólo aparecen como mención, sin que se les ponga un nombre o una cara (Cuando vuelven de una de las diálisis de Perla, Madrina le cuenta a Nena las aptitudes que tenía Perla de pequeña. Allí comienzan un juego donde le preguntan cómo se dicen diferentes palabras en francés y a Nena se le escapa “Progenitor” y Perla algo aturdida responde “Progeniteur… o Pére también” Y sin decir palabra, allí se termina el juego).
Además de los citados, en este film, se pueden ver varios homenajes a diferentes cineastas y movimientos cinematográficos. Los paisajes del inicio son un claro homenaje a Arizona Dreams de Kusturica y hasta tiene elementos que remiten a los exteriores del París-Texas de Wenders. Y respecto de los planos secuencia y los largos silencios de algunas escenas es imposible no ver un dejo del cine de Tarkovsky en muchos de esos fotogramas.
El guion de tono dramático evoca a algunas piezas del cine ruso, así como la utilización de personajes genéricos, salvo el de Perla que es el único portador de un nombre real. Pero más allá de todo aquello que se dice expresamente (y que fue ideado de manera conjunta por Carolina Fal y Luis Ortega) lo que más asombra en ese aspecto es la utilización de la metáfora, recurso que debe ser muy bien utilizado ya que, de no pergeñarlo adecuadamente, puede hacer caer al espectador en falsas interpretaciones o en errores de comprensión (y en este caso, al igual que sucede con el cine de Favio funciona a la perfección).
Es por eso que en la sumatoria de elementos Monobloc da como resultado una propuesta realmente interesante, algo atípica para el espectador convencional y que logra amalgamar de un modo correcto los elementos del lenguaje cinematográfico con otros de otras disciplinas (entre los que se destaca, por ejemplo, la original escenografía pensada como para un espacio teatral y que le da al film cierto aire de dogma al mejor estilo Lars Von Trier).
Sin dudas una pieza inolvidable y emotiva que ocupará un lugar especial en los anales del cine nacional.MONOBLOC (2005-Argentina), Dirección: Luis Ortega, Elenco: Graciela Borges, Carolina Fal, Rita Cortese y Evangelina Salazar. Guión: Luis Ortega y Carolina Fal. (80´-Color).