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16 Feb
16Feb

El nuevo cine argentino surgido a la sombra de la crisis del 2001 nunca fue demasiado adepto a contar historias fantásticas o de corte profundo y por el contrario, se dedicó a plasmar temáticas realistas impregnadas de las problemáticas coyunturales de la época.  Por eso es que durante más de una década pedir ficción, metafísica o fantasía en la pantalla grande era algo que parecía vedado al espectador argentino y todo indicaba que los fantasmas que alimentaban el “drama porteño” (traducido en mostrar los efectos de la crisis, el exilio económico, la fuga de cerebros, la falta de oportunidades, la crisis de valores y todo el corolario que ya es de público conocimiento) aún no habían terminado de ser contadas y mucho quedaba aún para esperar cuentos.

Pero por suerte un día esos fantasmas dejaron de atormentar a la sociedad y poco a poco el cine comenzó a cubrir el agujero negro producido en los últimos años. Y El Espejo de los otros de Marcos Carnevale es justamente eso, la puesta en pantalla de un puñado de historias (algunas realistas y otras fantásticas) que sorprenden, emocionan,  divierten y nos enfrentan con lo mejor y peor de la condición humana a través de un marco que, hasta hace un tiempo, solo podría haber sido concebido por realizadores internacionales o por personajes como Leonardo Favio o Eliseo Subiela, quienes detentan la corona del cine surrealista y metafísico y a los cuales nadie se animó a imitar siquiera.

En El espejo de los otros Carnevale apuesta fuerte a la fantasía y ubica un rincón muy particular de Buenos Aires como el espacio destinado a servir de marco para contar cuatro historias que dan cuenta de lo complejo que es el hombre (ya sea por el aspecto positivo o negativo).  La elección de una vieja abadía en ruinas escondida tras una puerta grafitada no sólo merece una mención especial  sino que, al hacer  funcionar allí dentro un restaurante (El Cenáculo, en alusión a La Última cena de Leonardo Da Vinci) crea el marco propicio para contar cuatro historias muy diferentes entre sí, trágicas algunas y divertidas o desesperantes  otras pero que comparten como tópico la idea de que para la mayoría de los personajes, esa cena a la que asisten, por muchas razones puede ser su última cena.

Sin embargo no son esos elementos descriptos los que hacen grande a la película sino que el corifeo se perfecciona con dos maestros de ceremonia como lo son Graciela Borges y Pepe Cibrían, quienes puestos bajo la piel de dos hermanos dueños del cenáculo dejan expuesto en la pantalla un secreto oculto entre ambos y que será develado sobre el final de la trama, luego de sufrir la influencia de las historias que pasan por la única mesa del restaurante que juntos comandan. 

En este sentido lo más llamativo es la forma en que ambos hermanos se enteran de aquello que les sucede a los personajes que llegan a la mesa del cenáculo (con la excusa de compartir una cena pero, en realidad, con una fuerte carga dramática detrás) y que los convierte en una especie de voyeuristas hitchcockianos dejando al descubierto personalidades y modos de ser que inevitablemente acabarán transformándose en la antesala de la quinta historia del film.

Uno de los grandes aciertos del director a la hora de pensar el film es el elenco que seleccionó para llevar a cabo la historia ya que no es común encontrar en muchos films nacionales. Así es como la trama llevada a cabo por Graciela Borges,Pepe Cibrían, Norma Aleandro, Marilina Ross, Ana María Picchio, Oscar Martínez, Julieta Díaz, Leticia Brédice, Alfredo Casero, Luis Machín, Carola Reyna, María Socas, Mauricio Dayub y Favio Posca la vuelven una pieza rara – pero encantadora- dentro del cine nacional, mérito que aumenta luego de conocer la intensidad de cada una de las historias.

Mientras Graciela Borges desde el living de su casa observa noche tras noche lo que las cámaras de seguridad del cenáculo reflejan, los personajes dan rienda suelta a sus pasiones, miedos, dudas, rencores, odios y traiciones. Y así es como, desde un lujoso sofá y un atuendo que emula a las grandes divas del cine internacional (y ella es la gran diva del nuestro, sin dudas) asiste a la pelea de los Hermanos Escudero (traficantes de Efedrina y que no tienen reparo en traicionarse entre ellos para quedarse a cargo del negocio) a la historia de un hombre que se reencuentra con un viejo amor, a la del excéntrico ciego que llega al cenáculo en helicóptero y que intenta conquistar el corazón de una joven que conoció a través de internet y la de dos mujeres maduras que se amaron durante toda la vida de manera oculta y que, por la enfermedad de una de ellas, deciden vivir su amor de manera libre y alejada de la mirada de los otros.

Y como si eso fuera poco, todas las historias transcurren en un espacio estético pocas veces visto en el cine nacional y acompañadas por una música exquisita, compuesta por las interpretaciones de una banda que suena en vivo o ejecutada por diferentes intérpretes puestos especialmente para musicalizar cada una de las noches (el homenaje a la figura de Piazzola y Amelita Baltar o las interpretaciones que parecen salidas de Goran Bregovic o Pink Martini son uno de los elementos que, junto a la excelente fotografía y las actuaciones, hacen del film una pieza memorable).

Con muchos de los planos aéreos sobre la misteriosa y bella abadía del cenáculo Carnevale promueve una identificación más que importante de parte del público generando así una empatía tal que invita a pensar que cualquiera de nosotros podríamos reservar una mesa en el excéntrico restaurante y vivir la experiencia que, por unos minutos,  hace perder la noción de que, extramuros, se encuentra la monótona y rutinaria Buenos Aires.

El espejo de los otros es una película que logra ubicarse como una pieza significativa dentro del cine nacional. El interesante guión, la elección estética (que demuestra un gran conocimiento de arte), el trabajo multimedia (la abadía en realidad no existe y es reconstruida mediante un programa de animación), el nivel de las actuaciones, la música y un ritmo basado en las emociones del espectador como reacción lógica a los conflictos planteados hacen de ella una película interesante y muy recomendable.

EL ESPEJO DE LOS OTROS (2015-Argentina), Dirección: Marcos Carnevale, Elenco: Graciela Borges,Pepe Cibrían, Norma Aleandro, Marilina Ross, Ana María Picchio, Oscar Martínez, Julieta Díaz, Leticia Brédice, Alfredo Casero, Luis Machín, Carola Reyna, María Socas, Mauricio Dayub y Favio Posca, Guión: Marcos Carnevale, Música: Gypsi Bonafina, Fotografía: Horacio Maira, Duración: 119´-Color.

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