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22 Mar
22Mar

A mediados de la década del noventa el semiólogo italiano Umberto Eco publicaba La estrategia de la ilusión, uno de los libros más interesantes y difundidos académicamente que haya escrito en toda su carrera. El primer capítulo de dicha obra se llamaba “Viaje a la hiperrealidad"  y, dentro de él, abre el ensayo con un pequeño artículo denominado “Las fortalezas de la soledad” (1). En ese primer trabajo Eco relata la visita a un centro holográfico de Nueva York donde pudo ver en vivo y en directo el holograma de dos mujeres que desplegaban una escena lésbica dentro de un cubículo que las contenía como si se tratara de una jaula moderna.Por entonces no se tenía aún idea de cuánto podría verse afectada la comunidad mundial con el avance de la modernidad (siempre dentro de un margen lógico y esbozando hipótesis razonables y no distópicas). 

Pero a decir verdad el hombre de entonces ni haciendo un esfuerzo hubiera podido imaginar la vertiginosidad con la que sucederían el  avance de internet, la aparición de la “era digital”, la instantaneidad en las comunicaciones,  la clonación humana, los efectos de la globalización  y las bases para vivir un nuevo milenio que, a poco de empezar, demostraba que el futuro no iba a ser mucho más promisorio que lo que se había experimentado en las últimas dos décadas del siglo anterior.

Cuando se enumeran todos esos conceptos y se toma conciencia del cambio rotundo que implicó la entrada al siglo XXI las mujeres que viera Eco en aquel centro de Nueva York se transforman en un anacronismo memorable, ya que promediando la segunda década del nuevo milenio, el hombre ha demostrado no solo una gran capacidad para crear comunidades y seres virtuales sino para relacionarse con ellos, cambiando los modos de socialización y de contacto entre las personas.

Con ese marco filosófico el director americano Spike Jonze crea Her, un film que trata sobre los nuevos modos de relacionarse del hombre posmoderno en un medio donde cada vez más “lo humano” parece perder entidad frente a “lo virtual”. Y para desarrollarlo apela a cuestiones inherentes al ser humano tales como la necesidad de relacionarse, la importancia del lenguaje como medio de comunicación, las filias y fobias que todos padecen y algunos de los males de estos tiempos tales como la soledad, el abandono y la imposibilidad de vivir en, las grandes urbes, una vida más natural y menos mediatizada.

Her transcurre en una alguna ciudad americana con tintes distópicos y tiene como protagonista a Theodore, un hombre que promedia los cuarenta años y que acaba de terminar una relación con una joven menor que él. Alejado de la que fuera la casa matrimonial, el hombre se muda a un edificio similar a los que mostraba Ridley Scott en Blade Runner y desde los ventanales vidriados de un altísimo piso, observa la ciudad hipermoderna en la más absoluta de las soledades.

Pero Theodore no es el único individuo con problemas de comunicación en esa ciudad hiperrealista y moderna ya que a los pocos minutos de comenzada la trama, se devela que trabaja en una  oficina donde escribe cartas en un ordenador para aquellos que tienen una imposibilidad de expresar lo que sienten, piensan o intentan comunicar. La aparición de las computadoras en la amplia oficina donde trabaja Theodore son el preludio de lo que vendrá, ya que será a través de una de ellas que logre relacionarse, de un modo tan etéreo e inexplicable, tanto  como las mujeres que describió Eco en su ensayo.

Así es como tentado por una publicidad callejera, Theodor decide adquirir un sistema operativo que “simplifica la vida de aquel que lo tiene” (como si al hombre por  sí solo le faltaran capacidades y aptitudes para llevar a cabo más de una tarea) y la historia realmente comienza cuando el programa le pide que le dé una identidad, debiendo elegir entre una voz masculina o femenina. 

El elige una voz femenina y el nombre de Samantha.  Y en cuestión de segundos, sin que pudiera procesar lo sucedido, una voz etérea y sensual sale por el parlante de su monitor y comienza a darle una serie de indicaciones al mejor estilo de una novia, una esposa o una madre.Con el correr de los días Theodore se va acostumbrando a la voz de Samantha y se da cuenta de que además de estar programada para sistematizar actividades y administrar información, parece  dotada de cierta capacidad para el diálogo, pudiendo contestar lógicamente a algunos de los planteos o cuestionamientos que le propone. 

De esa forma, en poco tiempo el hombre se ve seducido por esa voz que lo consiente en todo y nada le pide a cambio y comienza a experimentar un sentimiento como si se tratara de una persona real.El problema sobreviene cuando Samanta comienza con algunos planteos normales de cualquier mujer (tales como salir a comer, ir a la playa o visitar un pueblo nevado) y Theodore se da cuenta de que en realidad es mucho más que un simple sistema operativo o un conjunto de ordenes encriptadas y que posee autonomía de pensamiento, libertad de acción y hasta expresa sentimientos como si fuera un ser humano.

A partir de ese momento Theodor se da cuenta de que se relacionó con Samantha como nunca antes lo había hecho con otra mujer y descubre que gracias a ella recuperó las ganas de vivir. Sin embargo no será fácil mantener la relación ya que, cuando los sentimientos llegan a su punto máximo, el triste hombre caerá en la cuenta de la imposibilidad de poder relacionarse íntimamente con ella dada la falta de cuerpo (y no dudan en contactar a una jovencita que prestará su cuerpo para que,  mientras que Samanta le indica a Theodor que quiere que haga, ella se coloca como el medio para materializar el encuentro). 

Pero planteada de esa forma la relación entre ambos cabe preguntarse si podrá prosperar o será un nuevo fracaso en la vida de Theodore. El inevitable paso del tiempo y las limitaciones lógicas del mundo virtual son las que darán las respuestas, las cuales no tardan en llegar por que como bien dice el dicho “nada es para siempre”.

El film es una pieza de gran nivel, con un guión novedoso, innovador y que apela a cuestiones tales como ¿Cuánto mas evolucionará la tecnología en un futuro? ¿Podrá competir con el hombre en los aspectos mas humanos de su existencia? ¿El avance desmedido de la tecnología acabará anulando la capacidad natural del hombre para comunicarse, relacionarse y amar? Lo cierto es que cuando el film termina, queda muy clara cual es la postura del director frente a todos esos interrogantes: nada, por más perfecto que parezca, podrá competir con el aspecto humano de quienes pueblan este planeta.

Si se tiene en cuenta que una de las protagonistas es la voz de Samanta (locutada sensualmente por Scarlett Johanson) el trabajo actoral de Joaquin Phoenix - que permanece constantemente en escena- es sin dudas el mejor que haya hecho en toda su filmografía. Los altibajos psicológicos a los que está sometido el personaje son la excusa para que el actor despliegue un trabajo magnífico y que bien hubiera merecido el Oscar a mejor actor cuando fue nominada.

Her de Spike Jonze nos enfrenta con el aspecto mas cruel a las que quedan sometidos quienes forman parte de  las sociedades modernas y multimediales pero a la vez deja un mensaje de esperanza al exponer que lo humano, con sus imperfecciones y complejidades, jamás podrá ser reemplazado por una máquina u otro tipo de automatización. Por lo visto, por ahora, el amor sigue siendo más fuerte.

(1) Las dos muchachas , muy bellas, están desnudas. Agachadas una frente a la otra, se tocan con sensualidad, se besan, se lamen con la lengua la punta de los senos, encerradas dentro de una especie de cilindro de plástico transparente. Aunque no sea un voyeur profesional, uno se ve tentado a dar la vuelta al cilindro, para poder verlas también de espaldas, de tres cuartos y del lado opuesto. Después uno se siente impulsado  a acercarse al cilindro, que está encima de una columna y tiene pocos centímetros de diámetro, y mirar desde arriba: las muchachas han desaparecido. ECO, U. "Las fortalezas de la soledad" en La estrategia de la ilusión, Madrid, 1999. Lumen.

HER (EEUU -2013) Dirección y guión: Spike Jonze, Elenco: Joaquin Phoenix, Scarlett Johansson, Amy Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde,Chris Pratt, Sam Jaeger, Portia Doubleday, Katherine Boecher, Alia Janine, Matt Letscher, Música: Arcade Fire, Fotografía: Hoyte Van Hoytema, (Duración: 126´- Color)

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