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11 Jan
11Jan

Las vicisitudes del mundo moderno moldean y definen la vida de los seres humanos que lo atraviesan. Así es como las guerras, el terrorismo extremo, el cambio climático, los atentados con bases xenófobas y homófobas, los desplazamientos humanos, la falta de oportunidades o el exceso de capitalismo salvaje definieron el modo en que se está desarrollando el primer cuarto de siglo sin demostrar aún, modos alternativos de supervivencia. 

En ese contexto convulsionado de principios de siglo XXI es que transcurre la trama de Altiplano, una historia cargada de traumas, dolores, ausencias y estructuras culturales puestas en duda que arrastran a un grupo de seres atravesados por la aparente inevitabilidad de un destino que cada vez aparece más cargado de violencia y rebosante de sufrimiento. De ese modo, el foco de los directores Peter Brosens y Jessica Hope Woodworth se traslada a Turubamba, un pequeño centro urbano en los Andes peruanos en el que la población se dedica a la extracción de mercurio, y donde la vida de los lugareños se ve cada vez mas amenazada debido a las condiciones de explotación con las que deben realizar sus tareas los diferentes grupos indígenas que habitan la zona. 

En medio de esa tragedia sin fin, la joven Saturnina (interpretada por Magali Solier) despide a su futuro esposo cuando este va a pie hacia el glaciar más alto de la región para extraer agua y con ella bendecirla el día de la boda. Pero algo sucederá en ese periplo que inicia el joven novio y la muchacha deberá reconfigurar su propósito en la vida cambiando amor trunco por pedido de justicia. 

A miles de kilómetros del imbrincado paisaje de Turubamba, en algún lugar de medio Oriente, Grace (Jasmine Tabatabai) una fotógrafa belga asiste al asesinato de su guía personal en el mismo momento en que son secuestrados por un grupo fundamentalista islámico y, con ese episodio, inicia una de las experiencias más traumáticas que le haya tocado experimentar. Y en paralelo, su esposo, un oftalmólogo reconocido (Olivier Gourmet) acepta la propuesta de ir a trabajar en un centro de consultas para trabajadores de las minas de Turubamba. 

Así es como el destino despliega todas sus fuerzas y las historias de las dos mujeres se entrecruzan como cintas de moebius atravesadas por los mismos dolores y por una aparente falta de esperanza en un mundo que parece no ofrecer demasiadas opciones para ser feliz. Turubamba se transforma en el escenario en el que las dos mujeres cruzan sus destinos y terminan fusionadas en una búsqueda común de la supervivencia y las ansias de alcanzar la paz que han perdido y que, al parecer, nunca más recobrarán. 

Si bien los directores parten de una estructura dramática cercana a cualquier tragedia griega, con el correr de la trama logran materializar una de las piezas más bellas que haya dado el cine latinoamericano de la última década. La preciosista dirección de arte, la elección de los paisajes, el vestuario, la música y el profundo conocimiento de la esencia de los pobladores del pequeño pueblo minero producen una sucesión de imágenes barrocas puestas al servicio de un drama eminentemente regional, haciendo que Altiplano se vuelva una pieza cinematográfica de enorme belleza en la que ni la metáfora ni la poesía se ocultan sino, por el contrario, se perfeccionan y acaban transformándose en su esencia misma. 

Las actuaciones de ambas protagonistas suponen un interesante contrapunto cultural ya que la joven turubambeña representa al conocimiento ancestral indígena y emprende la búsqueda de justicia a partir del propio dolor personal, mientras que Grace, por provenir del considerado primer mundo francoparlante, se transforma en el alter ego de la primera, pese a que el espectador experimente - por momentos- que entre ellas existe una clara oposición entre civilización y barbarie. 

El film de Brosens y Woodwoort con su interesante propuesta de drama de mujeres se suma al interesante listado de films realizados en zonas andinas (recordemos la premiada Retablo de Álvaro Delgado Aparicio o Wiñaypacha de Oscar Caracora, ambas disponibles en plataformas) y que exponen los problemas, cosmovisiones, sueños y anhelos de diferentes comunidades indígenas que encuentran en la pantalla grande un modo de ser visibilizadas y tenidas en cuenta como cohabitantes de este planeta tierra cada vez más complejo, desigual y en el que cada día cuesta más hacer valer el costado humano y mantener la dignidad.

Calificación: ****

ALTIPLANO (2009) Países Bajos-Alemania, Dirección: , , Elenco: Magali Solier, Jazmin Tabatabar, Olivier Gourmet, Norma Martínez, Arturo Anacarino, Música: Michel Schöpping, Fotografía: Francisco Gozón (109' - Color)

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