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16 Feb
16Feb

Quiero decir que éste es un artista que se pregunta honestamente qué cosa nos une más, lo feliz o lo infeliz. La respuesta está en los ojos y la mente de cada espectador. 

Carlos Fuentes (en su crítica al film Babel publicada en El País, el 25/02/2007)

Dos niños marroquíes que habitan en el desierto del Sahara reciben de regalo un rifle que, hace un tiempo, sirvió para que algunos cazadores furtivos se alzaran con animales autóctonos de ese lugar del planeta.Al sentirse los dueños del arma, ambas criaturas comienzan a apuntar hacia diferentes puntos del desolado horizonte y deciden hacer tiro al blanco contra un autobús cargado de turistas franceses que llega a la zona con la intención de descubrir los sitios más importantes que el lugar tiene para ofrecer. 

Así es como al apretar el gatillo, la bala inicia un recorrido por el desértico paisaje, atraviesa la ventanilla del autobús y se incrusta en el cuello de una mujer (Cate Blanchet) que viaja acompañando a su esposo (Brad Pitt), un reconocido arqueólogo norteamericano.

Pero el fatídico disparo no sólo tendrá injerencia en el reducido entorno de quienes viajan dentro el autobús, sino que además, modificará radicalmente la vida de otros individuos que habitan en sitios tan dispares y completamente alejados del hostil desierto marroquí. En Estados Unidos, Amelia, una mujer mexicana que se encuentra a cargo de los hijos del matrimonio formado por Blanchet y Pitt, aguarda la llamada del arqueólogo para pedirle permiso para asistir a la boda de su hijo en el norte de México, pero al levantar el tubo y hacer su petición, se ve compelida a quedarse en el lugar asistiendo a los niños tal cual como se lo ordena el dueño de casa.

Mientras tanto, al mismo tiempo que se desencadena el fatal accidente en Marruecos - y que la mexicana se ve impedida para visitar su país natal - el lente de la cámara se desplaza hacia el centro neurálgico de Hong Kong y deja al descubierto a una adolescente japonesa, quien además de sufrir de sordomudez, deambula por ciertos rincones de la ciudad cargando con el estigma de un cuerpo ardido por el deseo y que nadie hasta el momento se atrevió a explorar.

De esa forma, con el disparo inicial como motor para perfeccionar la historia y la presentación de estos personajes es que Alejandro González Iñárritu se lanza a reconstruír en imágenes, la enjambrada historia de tres personas que a partir de un hecho fortuito y totalmente desgraciado, ven modificadas sus vidas en cuestión de segundos y en diferentes puntos del planeta.

Con esta interesante pieza (sin dudas la más perfecta y mejor elaborada de toda su filmografía) el mexicano consigue desplegar un amplio universo temático, cargado de elementos subjetivos y que dejan en claro que ,más allá de las diferencias culturales, geográficas, económicas o lingüísticas que se ven en los diferentes estratos que expone en el film, en todos los casos, hay un hilo conductor común y que no es ni mas ni menos que la incomunicación, como emergente de un proceso humano que tiende a encaminarse hacia el individualismo y la soledad más terrible como morada final.

 Además de contar con excelentes elementos cinematográficos que posibilitan engrosar el nivel de la pieza(como la cuidadosa banda de sonido compuesta por Gustavo Santaolalla, la interesante fotografía y el importante despliegue de producción que implica filmar en tres países tan dispares y equidistantes como lo son Marruecos, Estados Unidos, México y Japón)uno de los aspectos que más llama la atención, es la deliberada visión que expone el director en lo que respecta a las diferencias sustanciales que existen entre la cultura americana y la latina, sobre todo teniendo en cuenta que él mismo es un latinoamericano afincado desde hace años en el gran país del norte.

Así es como a partir de esta visión totalmente apocalíptica sobre las diferencias entre una y otra cultura, logra algunos de los momentos más emotivos y que más llaman a la reflexión una vez que el espectador termina de ver el film. El episodio de la llegada de los niños americanos al territorio mexicano y la forma de relacionarse con los pequeños del pueblito ubicado a unos kilómetros de Tijuana, dejan al descubierto las diferencias de base que acarrea el haber tenido la suerte (o no, según desde que ángulo se lo mire) de nacer en un lugar u otro del planeta, algo tan fortuito como el disparo que origina el conflicto de la trama.

En definitiva, Babel es una clara muestra de la evolución alcanzada por Alejandro Gonzáles Iñarritu, quien demuestra haber obtenido no sólo un gran dominio del lenguaje cinematográfico y un genio especial para inventar historias, sino que además, se posiciona ante la historia del cine como un gran crítico de su tiempo, partiendo de la inevitabilidad del destino como idea generadora de su obra ,y a partir de ella, entramar historias que exaltan lo mejor y lo peor de la condición humana.

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