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13 Jan
13Jan

No todos los países del este europeo procesaron del mismo modo el trauma de haber pertenecido al bloque soviético en épocas de la Guerra Fría. El cine, en ese sentido, significó un catalizador más que importante para que esas naciones –ahora repúblicas libres y no ya dependientes del gigante rojo- exorcizaran sus demonios y pensaran una nueva vida en un contexto más libre aunque no por ello, menos hostil. 

Lo cierto es que desde la caída del muro pudieron verse producciones muy interesantes que pusieron el foco en el pasado reciente y algunos países lograron, en poco tiempo, mostrarle al público mundial no sólo que tenían una gran capacidad para contar sus historias sino que podían además competir con cualquier otro film extranjero e, incluso, obtener los máximos galardones que otorga la industria del cine.Sin embargo, no todos los que integran el bloque del este tuvieron la misma suerte. 

La acallada Alemania oriental, Rumania y República Checa fueron los primeros que comenzaron a compartir con el mundo historias relacionadas con los años del comunismo (con films como Kolja, La insoportable levedad del ser, PA-RA-DA, Good bye Lenin o 12.08 al este de Bucarest)  y con sus producciones se transformaron en la cara visible de aquellos países que vivieron experiencias similares dado el carácter hegemónico con que fue aplicado el régimen.

Hasta ahora los filmes destinados a esta temática habían mostrado diferentes caras del opresor sistema soviético  pero poco habían incursionado en el tema de la educación y  de cómo fue el medio por excelencia para  inducir ideológicamente a la población y un método eficaz para obtener información de las familias de los alumnos para luego utilizarla con fines políticos. Pero el guion de La maestra (film eslovaco del director Jan Hrebjek basado en una historia real) va más allá de la tendencia vista hasta ahora y logra desentrañar una realidad que, durante años, permaneció acallada en la memoria colectiva del pueblo eslovaco  y que significó una injusticia más de las que tuvo que sufrir a principios de la década de los años ochenta, cuando el régimen comenzaba su debacle y las miserias humanas de los camaradas se tornaban cada vez más insostenibles.

El caso elegido es una clara muestra de lo que sucede con aquellos personajes ligados a la política que, ya sea por la posición que ocupan o por los contactos que detentan, ejercen un uso abusivo del poder que se les otorgó, tornándose en un impedimento para la vida de aquellos que forman parte de su entorno  –tal cual como sucede con la Srta. Drazdechova- o suponiendo una influencia definitoria en los educandos que deben padecerla a diario. De esa forma, Hrebjek desempolva el caso real de esta maestra devenida en espía y con él deja expuesto el cinismo y la desigualdad con la que el comunismo se impuso  y permitió historias como las que se cuenta a lo largo de las casi dos horas que dura el film.

El planteo de la película, lejos de requerir conocimientos previos de historia o de política en el espectador, es bien sencillo. En el año 1983, una maestra íntimamente ligada al comunismo, se pone al frente de la clase de Historia y de Ruso en un bachillerato de Bratislava, y en el mismo momento en que pasa lista -para conocer a sus alumnos-les pide que le informen las profesiones de sus padres. 

Con esa información, la inescrupulosa docente logra elaborar una red de contactos que utilizará no solamente como tráfico de influencias (aún cuando sea en cuestiones que vayan en contra del régimen del cual ella forma parte) sino para ejercer extorsión en el caso de que no cumplan con sus pedidos y luego aplicar el escarnio público y la desaprobación de los alumnos que tengan la desgracia de ser hijos de aquellos padres “no comprometidos” con la causa.

Pero así como el famoso refrán reza que “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista” la maestra no será la excepción a la regla y, poco a poco, irá quedando en evidencia ante los padres que, luego de estar un tiempo oprimidos y abusados por ella se organizarán para hacer pública la situación e institucionalizarla a través de un petitorio de firmas que cuenta con el aval de la directora del colegio  y la vicedirectora, dos mujeres comprometidas con su rol de educadoras y que se las ingeniaron bastante bien para esconder su rechazo total al régimen con lo cual, al encabezar la reunión de padres, ven en ella la posibilidad de promover la expulsión definitiva de la profesora cuestionada.

Durante la reunión, cargada de intereses personales (los cuales rebotan contra aquellos colectivos y que nada tienen que ver con la concepción de comunión propuesta por el régimen) y agresiones mutuas cada uno de los padres muestra los diferentes espacios desde los cuales están posicionados respecto del régimen y dejarán expuesto cómo aquello que parecía implícito y que por años se tuvo por aceptado como buenas acciones de amor al prójimo, en realidad, no era genuinas y sólo respondían a cuestiones de estrategia política, económica o de salvaguarda personal.

Tanto por la problemática realizada como por la interesante reconstrucción de época que identifica la puesta, La Maestra es una gran película del cine europeo. Sin lugar a dudas, tiene todos los elementos para integrar el listado de films post-comunistas que echan luz de manera original sobre aquel período histórico y que aún, en la actualidad, tanto falta por indagar. 

Gracias a la lúcida mirada del director y el particular modo de idear la trama (con una interesante estructura de flashbacks y articulada en una eximia coralidad que aumenta las bondades de la fascinante narración) el film evoca de manera vívida aquellos controversiales años e invita a reflexionar acerca de la indiscutida importancia de la educación, además de identificar cuán peligroso puede ser intentar utilizarla como un simple medio de propaganda o de difusión de ideas y no para fomentar el desarrollo o la formación de seres libre pensantes, dueños de sus decisiones y responsables de sus libertades.

LA MAESTRA (2017/ESLOVAQUIA-RCA. CHECA)Coproducción Eslovaquia-República Checa; PubRes / Rozhlas a televízia Slovenska / Ceská Televize / Offside MEN, Dirección: Jan Hrebjek, Elenco: Zuzana Mauréry, Zuzana Konecná, Csongor Kassai, Tamara Fischer,Martin Havelka, Éva Bandor, Oliver Oswald, Peter Bebjak, Richard Labuda,Ina Gogálová, Monika Certezni, Peter Bartak, Jozef Domonkos, Judita Hansman, Guión: Petr Jarchovský, Música: Michal Novinski, Fotografía: Martin Ziaran, (Color-Duración: 102´)

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