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02 Jan
02Jan

Cuando uno mira algunas de las películas de las que componen la saga de la Pantera rosa se da cuenta de que si Agatha Christie hubiera vivido en los psicodélicos sesenta, para contar sus historias hubiese cambiado al aburrido Poirot por el inefable inspector Clouseau.
Una buena muestra de este pensamiento lo es la primera película de la serie (la cual simplemente se llama Pink Panther) y que tiene un elenco de lujo para contar la historia de una princesa de algún país de medio oriente (interpretada por una joven Claudia Cardinale) que lleva sobre sus espaldas el estigma de un valioso collar de diamantes regalado por su padre y que tiene como característica esconder en su interior la silueta de la pantera rosa.

Así es como con la princesa como eje central de la historia, Edwards despliega un guión que no escatima en gastos y sólo en los 10 primeros minutos del film se pueden ver escenas filmadas en el Coliseo romano, los puentes del Sena, una calle de Los Angeles e imágenes de la vida de jet-set en las pistas de esquí más exclusivas de Cortina d´Ampezzo, lugar en el que la princesa islámica pasa unos días de vacaciones y al cual llegarán una serie de personajes que intentarán alzarse con el famoso collar aunque todo se complicará en el preciso momento en que desde París llegue el Inspector Clouseau junto a su esposa, quien parece estar más del lado de los ladrones que de su marido.

Con la llegada del inspector al lugar muchos de los personajes que van detrás de la joya verán truncado su objetivo, aunque sin que entre ellos conozcan la situación en que se encuentran, logran una convivencia divertida y llena de situaciones de enredos, típicas de las comedias de los años sesenta. De ese modo muchos de los personajes que se encuentran en la villa intentarán un acercamiento a la princesa ya sea como amigos, como pretendientes o incluso como meros vecinos del lugar que cohabitan en la temporada invernal.

De todas las escenas de la película el mejor momento es sin dudas la excéntrica fiesta de disfraces que ofrece la princesa en su casa de Roma y que tiene por objetivo reunir a todos los sospechosos de querer robar las joyas para ver si muerden el anzuelo y son encarcelados, pero un imprevisto hará que el robo finalmente se lleve a cabo y que todo derive en una gran confusión, dejando a los culpables en libertad y presos a quienes se suponía deberían esclarecer el caso.

La película es una comedia muy divertida, con un guión impecable, actuaciones estelares (Peter Sellers, Claudia Cardinale, David Nieven, la bella Capuccine y un casi adolescente Robert Wagner) y una estética muy particular viciada por el estilo de aquellos años. Como en todo film de Edwards la banda de sonido original es uno de los grandes aciertos de la obra y la incorporación de la pantera original en dibujo animado dentro de algunas escenas del film son un homenaje sentido al querido personaje que siempre acaba haciendo aquello que no debe o metiéndose en problemas más de lo debido.

La Pantera rosa es un film que no sólo debería verse para pasar un momento entretenido sino también para recordar actuaciones memorables de grandes actores de la escena mundial y para reencontrarse con el aspecto integrador que toda pieza cinematográfica debe tener, puesto que en este caso, cada uno de ellos hacen que el film sea uno de los más recordados en la filmografía de aquellos años.

THE PINK PANTHER (EEUU), Myrisch Films, 1963. Dirección: Blake Edwards, Elenco: Peter Sellers, Claudia Cardinale, David Nieven, Capuccine, Robert Wagner. (115´- Color)

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