tiempo estimado de lectura : 2
11 Jan
11Jan

Las mansiones embrujadas fueron, son y serán uno de los tópicos más atractivos para generar historias de terror. Desde los orígenes mismos del cine comenzaron a proliferar en la pantalla y fue en las décadas del cuarenta y cincuenta que encontraron un espacio de privilegio no sólo con directores que las eligieron como temática sino también por el público que les brindaban su apoyo transformándolas en éxitos de taquilla.

De todo el listado de films relacionados con esa temática, los protagonizados por Vincent Price fueron de los más taquilleros además de piezas de nivel,  tanto por los guiones (que en algunos casos fueron adaptaciones de grandes obras de la literatura universal)como por la elección de los elencos, las ambientaciones y el trabajo de los realizadores que las llevaron a cabo.

Una de las más recordadas del maestro del terror fue sin dudas La Caída de la casa Usher (basada en el cuento homónimo de Edgar Allan Poe) que fue filmada en 1960. Pero lo cierto es que un año antes el actor había filmado La mansión siniestra, un film que transcurre en la epoca actual (a diferencia de la de Poe que se desarrolla en el siglo XIX) y que tuvo importantes ingredientes para transformarse en un verdadero éxito y ser recordada como una pieza de importancia dentro del género.

En La mansión siniestra William Castle cuenta la historia del millonario Frederick Loren (Vincent Price) quien organiza una fiesta junto a su esposa en una mansión en apariencias maldita y que propone pagarles a los invitados la suma de diez mil dólares si logran amanecer y sortear algunas de las sorpresas que la casa les tiene preparadas. Para llevar a cabo su plan excéntrico el millonario convoca a un reducido grupo de invitados entre los que se encuentran una periodista en bancarrota, una empleada de su empresa (que nunca antes lo había visto y sólo lo conocía de nombre), un médico psiquiatra (que acepta el convite para probar el poder de la histeria colectiva)  un piloto de avión y un hombre beodo que acusa haber sido el dueño de la casa y que –según él- la abandonó en el momento en que su hermano apareció decapitado sin rastros siquiera de la que fuera su cabeza.

Apenas llegados a la casa Loren les explica las condiciones  para hacerse de la suma de dinero como premio (entre las que se incluye pasar la noche entera en la casa y llegar vivo al amanecer) y les entrega un arma a cada uno para defenderse de los posibles espectros malignos que todos creen que habitan la mansión. Y a partir de allí comienzan a moverse los invitados como fichas de un juego de ajedrez en el que, hasta el final, nunca sabrán quienes son los jugadores.

El film tiene  todos los atractivos del género: personajes con caracteres psicológicos maleables (y que los ubica perfectamente en esa delgada línea de posibles asesinos), una casa tenebrosa (con todo lo que ello implica), un misterio por resolver (al mejor estilo de las novelas de Ágatha Christie) y una trama que envuelve, entretiene y mantiene en suspenso al espectador hasta la resolución del misterio. Y como su todo eso fuera poco, a Vincent Price como anfitrión. 

Cuenta la historia que cuando se estrenó en Estados Unidos el 17 de febrero de 1959, los productores decidieron darle un toque de realismo y ubicaron a los costados de la pantalla una serie de esqueletos que, por un sistema de poleas, se desplazaban entre el público de un lado a otro de la sala, provocando así una sensación de realismo que se sumaba a la ya otorgada por el cinemascope.

LA MANSION EMBRUJADA (1959-EEUU) Dirección: William Castle, Elenco: Vincent Price, Carol Ohmart, Alan Marshal, Richard Long, Carolyn Craig, Elisha Cook, Julie Mitchum, Leona Anderson, Howard Hoffman, Fotografía: Carl Guthrie, Música: Von Dexter (75´-Color)

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.