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17 Feb
17Feb

En los últimos años, países latinoamericanos que antes no habían desarrollado piezas cinematográficas (o no al menos de esas que llegan a nuestro país para ser estrenadas en el circuito on) comenzaron a demostrar la necesidad de contar historias en pantalla grande.  A partir de ese vuelco aparecieron 7 cajas (el thriller paraguayo ambientado en la convulsionada zona de la triple frontera), la boliviana ¿Quién mató a la llamita blanca? Y algunos títulos interesantes del cine uruguayo o del chileno. 

Venezuela hasta entonces no se había pronunciado en ese sentido y con ello alimentó el prejuicio de que aquel era un país más proclive a desarrollar el género de la telenovela antes que el cinematográfico. Sin embargo,  cuando se decidieron estrenar en nuestro país La casa del fin de los tiempos (film de terror del novel cineasta Alejandro Hidalgo) quedó más que claro que el país bolivariano no sólo tiene una gran capacidad para llevar a cabo proyectos fílmicos de nivel sino que, además, puede incorporar en ellos varios elementos del culebrón, el melodrama y el thriller, aun cuando se trata de propuestas poco exploradas, como supone este caso.

La historia de Hidalgo comienza con Dulce, una mujer que a consecuencia de lo que se supone un caso de “Poltergeist” en un extraño y confuso episodio pierde a su marido y a su hijo en el interior de su casa. Pero como si eso fuera poco, al otro día, cuando en el caso interviene la policía deciden encarcelarla por creerla la autora de los crímenes, pese a que ella no tiene en su memoria ningún registro de conductas que la relacionen con las fatales pérdidas acaecidas la noche anterior.

Treinta años después la mujer ya anciana y con el peso de la injusticia sobre su rostro, es beneficiada con el derecho a cumplir la condena en su casa acompañada de dos policías. Así es como llega a la vieja y tenebrosa casa y con su lento andar comienza a recorrer cada uno de los rincones donde otrora fue feliz con su marido y sus dos hijos. 

A partir de entonces se desata en su debilitada psiquis un espiral de flashbacks que le brindan al espectador un caudal de información muy bien dosificado proponiéndole un juego en el que, con el correr de las escenas , irá descubriendo los pormenores de una historia que permaneció oculta durante años y que explicaría que fue lo que sucedió aquella noche en la que su esposo murió y su hijo Leopoldo desapareció en manos de una presencia desconocida que, al parecer, habitaba en las sombras de la casa y se manifestó para llevárselo.

Uno de los aspectos que  más llaman la atención en el film es la incorporación y yuxtaposición de elementos que se suponen de géneros antagónicos pero que en él logran un amalgamado más que interesante. Para la alegría de los amantes del género de terror el film parte del tópico trillado hasta el hartazgo de la casa que se vuelve indomable y acaba con la vida de sus moradores pero lo cierto es que, con la puesta en escena de los hechos acaecidos en el pasado, comienzan a aparecer elementos que rozan el melodrama  (ejemplificado en la muerte del hijo menor y la escena de su entierro, digna de la pluma de Gabriel García Márquez), la historia y la política (un supuesto pasado masón explicaría la presencia de entidades que en un tiempo lejano habrían habitado la casa volviéndola un espacio cargado de dolor y sufrimientos) y la dualidad explícita entre lo profano y lo sagrado representados en las figuras de la vidente ciega que quedó a “medio camino” entre la vida y la muerte y la del sacerdote, quien esconde mucho más de lo que muestra y para quien la resolución del caso está emparentada con su propia vida mucho más de lo que el espectador supone.

Ahora bien, aquellos elementos no son los únicos que constituyen y definen la estructura dramática de la obra puesto que el que más se impone por sobre el resto es el uso del tiempo que Hidalgo elige para narrar la historia. El film comienza contándose en tiempo pasado y exponiendo la desgracia acaecida sobre la familia. 

Luego Dulce es encarcelada y con su liberación treinta años después, sobreviene un presente que se muestra como angustiante y poco prometedor. Pero allí es donde el director produce una irrupción temporal en la que logra virar la historia hacia otro cauce y poner en evidencia una trama paralela vital para explicar al enigma de las muertes y del halo siniestro que rodea a la casa animada.

El resultado que obtiene Hidalgo es muy interesante y gracias a la cantidad de elementos traspolados de diferentes géneros (literatura, política, historia, terror, suspenso, melodrama  y telenovela) logra desviar la mirada de las actuaciones poco memorables (sobre todo las de los dos protagonistas de quienes se espera que den mucho más teniendo en cuenta el planteo de la historia y la psicología de los personajes que les toca personificar) y de algunos aspectos fallidos del guión.

Pero pese a ellos, La casa del fin de los tiempos es un film recomendable, cargado de suspenso (al punto tal de que casi no da tregua y mantiene en vilo al espectador hasta el final) portador del irresistible encanto que generan las casas poseídas y con una estética típicamente latinoamericana que da como resultado imágenes que descubren un gran trabajo del equipo encargado de la dirección de arte.

Como era de esperarse en una producción venezolana, sobre el final, lejos de verse sangre o monstruos que son expulsados de la casa a manos de algún exorcista, el melodrama se impone dando un interesante giro en la historia y dejando en claro que los fantasmas más tenebrosos no son los que provienen del mas allá sino los que habitan en el interior de los seres humanos.

LA CASA DEL FIN DE LOS TIEMPOS (Venezuela-2013), Dirección y Guión: Alejandro Hidalgo, Elenco: Ruddy Rodríguez, Gonzalo Cubero, Rosmel Bustamante, Guillermo García,Adriana Calzadilla, José León, Héctor Mercado, Yucemar Morales, Fotografía: Cezary Jaworski, Música: Yoncarlos Medina, (Duración: 97´- Color)

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