tiempo estimado de lectura : 2
15 Oct
15Oct

Shanghái en los años 30 figuraba entre las diez ciudades más cosmopolitas y fascinantes del mundo. Dotada de una estética que respondía a las reglas del Art Nouveau y el Modernismo europeo, por sus calles abundaban los turistas ingleses, franceses y americanos que encontraban en ella la posibilidad de seguir gozando de la atractiva mezcla de arte, burdeles de lujo y fumaderos de opio tal como antes había sucedido con el  París de Toulouse Lautrec o la Praga de Kafka. 

Pero la urbe no sólo era cosmopolita y una  verdadera rareza en la geografía china sino que, además, era poseedora de una vida cultural y social más que rica, la cual se traducía en la cantidad de importantes teatros y cines de estilo europeo que pronto se transformaron en fuente de inspiración para artistas que veían en ellos no sólo verdaderos templos del arte sino, también, cierto aura de misterio y encanto por partes iguales. 

Así es como sobre la base de aquellos de mitos y leyendas urbanas que se transmitieron oralmente - y que luego acabaron siendo aceptadas como realidades del pasado – es que el director chino Raymond Yip se inspiró para contar su cuento.

El fantasma del teatro relata la historia de un joven cineasta chino (hijo de un dictador) que luego de años de autoexilio en París decide regresar a Shanghái para llevar a cabo su ópera prima. Munido de un guion que tenía como protagonista a un fantasma que vagaba errante tras las bambalinas de un teatro, el joven decide rodar su película en uno real, abandonado tras un incendio y sobre el cual pesa el estigma de estar habitado por los espíritus de una familia de acróbatas que murió allí como consecuencia del mismo.

Luego de una búsqueda dificultosa el cineasta logra convencer a la actriz de sus sueños para que la protagonice y comienzan el proceso del rodaje. A partir de ese momento la realidad y el mundo del mas allá se confundirán en un mismo espacio, el que parecerá albergar no sólo a espíritus que buscan elevarse hacia un plano superior sino, también, a otros que habitan en la mente del protagonista y que se gestaron allí mismo en un pasado no muy lejano.

Uno de los grandes aciertos del film es que si bien parte de un planteo asociado al género de terror o fantasmagórico luego muta hacia otro mucho más interesante y profundo, lleno de poesía y dotado de una estética sumamente bella, de esas que a veces sólo pueden verse en el cine oriental. Además, el delicado equilibrio entre el pasado histórico real (dado que el marco en el cual se desarrolla la historia es totalmente verosímil con el de aquellos años)y la ficción hacen que la trama alcance un importante nivel de verosímil volviendo a la propuesta una verdadera joya cinematográfica.

El otro aspecto que merece la pena exponer es la mirada del director hacia el mundo del cine, totalmente aislado del concepto de industria y mucho más cercano a la idea  de los neorrealistas italianos cuando no dudaron en definirlo como “la fábbrica dei sogni”(La fábrica de los sueños). Con personajes más que pintorescos, con la incorporación del set de filmación, del teatro recuperado y de todo aquello que rodea a los procesos de rodaje Raymond Yip utiliza los fantasmas a su favor  y  logra materializar uno de los homenajes más sentidos que haya hecho el cine oriental al séptimo arte.

THE PHANTOM OF THE THEATRE (China-2016), Dirección: Raymond Yip, Guión:Manfred Wong, Hana Li, Sakura Yang Elenco: Ruby Lin, Tony Yang, Simon Yam, Jing Gangshan, Huang Huan, Jungle Lin,Bobo Hu, Natalie Meng, Fotografía: Michael Tsui, Música: Yan Ti Yat (Duración: 104´-Color)

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.